LAS NUEVAS CIRCUNSTANCIAS

Empieza mes y empiezan los cambios en casa: ya estamos solos los niños y yo, y su padre a más de doce horas en avión, menos mal que tenemos skype, whatsaap, e- mail y demás zarandajas, pero no es lo mismo (ya nos lo imaginábamos, los enanos no tanto). Y es que el tacto es tan importante, y el olor, tenemos vista y oído, pero nos faltan los demás sentidos. Anoche fue noche de llorera, mi chicarrón se puso a llorar porque quería estar con papá("pues nos vamos con papá, digo en el cole que me den los deberes de todo el curso y nos vamos"), jugar a peleas de cosquillas con él, tumbarse en el sofá juntos, y todas esas cosas que hacen juntos, y la enana se contagió (ella ya había llorado con su padre unos días antes, aunque sea más pequeña se da más cuenta de lo que implica, y es que niños y niñas son tan distintos). El problema de la enana es que cuando se pone a llorar lo hace desconsoladamente y no hay manera de callarla, parece una sirena. Vamos, que os podéis imaginar el panorama, los dos llorando, yo consolándoles y quitando hierro al asunto como podía( no veáis qué difícil), pero al final se fueron a la cama riéndose, eso sí, a mi cama, ¡ y el mayor pesa ya más de 30 kilos!, y como ocupan toda la cama me dejé la espalda llevándoles a la suya ( la próxima vez me pongo una faja). Esta mañana un poco mejor, pero claro, levantarse con mamá, ir al cole, volver, hacer deberes etc es algo que se hace casi siempre sin que esté papá delante, por lo que los niños están bien (al fin y al cabo son niños y están a lo suyo), pero ya veremos qué sucede cuando llegue la hora de la cena. Eso sí, como le ha dicho su padre que es el hombre de la casa, ¡ayer me dijo que me sentara en sus rodillas!¡y no aceptaba un no por respuesta! claro que si me río se mosquea, así que a sentarme en sus rodillas, que no sabéis cómo tengo las piernas de fingir tanto rato.